La Semana Santa en España es una celebración profundamente arraigada, marcada por procesiones solemnes que recorren las calles de ciudades y pueblos desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, que en 2025 se celebra el 20 de abril. Estas procesiones, organizadas por hermandades y cofradías, son un espectáculo de fe y tradición, con pasos que representan escenas de la Pasión de Cristo, acompañados por el sonido de tambores, cornetas y bandas de música. Sin embargo, este ambiente festivo, lleno de ruido, puede convertirse en una experiencia estresante para las mascotas, un aspecto que a menudo pasa desapercibido.
El impacto del ruido en las mascotas
Durante la Semana Santa, el sonido de los tambores y las cornetas puede superar los 85 decibelios, un nivel que, según expertos, puede ser perjudicial tanto para humanos como para animales si la exposición es prolongada. En regiones como el Bajo Aragón, donde se celebra la Ruta del Tambor y Bombo, declarada de Interés Turístico Internacional, el ruido es aún más intenso, con tamborradas que resuenan durante horas. Este nivel de decibelios puede causar estrés, ansiedad y miedo en las mascotas, cuyos oídos son mucho más sensibles que los nuestros.
Posts recientes en X reflejan esta preocupación. Por ejemplo, un usuario señaló la inconsciencia de quienes llevan a sus perros a las procesiones, destacando que el ruido les genera un malestar evidente. Otro caso viral mostró la reacción de un gato durante una procesión en Sevilla: el animal, al escuchar la marcha «Gracias, Señor» de Tres Caídas, se mostró inquieto y asustado, evidenciando cómo los sonidos típicos de la festividad afectan a los animales.
Procesiones y tradición: un contraste con el bienestar animal
Las procesiones de Semana Santa tienen una larga historia que se remonta al siglo XVI, cuando las cofradías de penitencia comenzaron a organizarse como una respuesta a la Reforma protestante y al Concilio de Trento. En ciudades como Sevilla, Zaragoza o Zamora, estas celebraciones son un evento cultural y turístico de gran magnitud, atrayendo a miles de visitantes. En Sevilla, por ejemplo, la Madrugá del Viernes Santo es famosa por su intensidad, con hermandades como La Macarena y El Gran Poder recorriendo las calles desde la medianoche hasta bien entrada la mañana. En Zaragoza, la procesión del Santo Entierro, que dura seis horas, reúne a todas las cofradías de la ciudad, llenando las calles de tambores y bombos.
Sin embargo, este ambiente festivo choca con las necesidades de las mascotas. Los expertos recomiendan mantener a los animales alejados de las fuentes de ruido y limitar su exposición a estos sonidos. Para quienes participan activamente tocando tambores o cornetas, se aconseja el uso de tapones antirruido, una medida que también podría aplicarse para proteger a las mascotas en casa, manteniéndolas en espacios tranquilos y alejados de las procesiones.
Cómo proteger a las mascotas durante la Semana Santa
Para los dueños de mascotas, la Semana Santa puede ser un momento para tomar precauciones adicionales. Algunas recomendaciones incluyen:
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Evitar llevar a las mascotas a las procesiones: Aunque puede parecer una actividad familiar, el ruido y las multitudes pueden ser abrumadores para los animales.
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Crear un espacio seguro en casa: Mantener a las mascotas en una habitación tranquila, con las ventanas cerradas y música suave para amortiguar los sonidos externos.
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Consultar al veterinario: En casos de ansiedad extrema, un profesional puede recomendar medidas como el uso de feromonas relajantes o, en situaciones específicas, medicación temporal.
Un equilibrio entre tradición y responsabilidad
La Semana Santa es una celebración que une a comunidades enteras, pero también es un recordatorio de la importancia de equilibrar nuestras tradiciones con el bienestar de quienes nos rodean, incluidas nuestras mascotas. Mientras las calles se llenan de incienso, tambores y devoción, es fundamental recordar que el respeto por los animales también forma parte de los valores que esta festividad busca transmitir. Disfrutar de las procesiones no debería implicar un sufrimiento innecesario para nuestras mascotas, y con pequeñas acciones, podemos asegurarnos de que esta Semana Santa sea una experiencia positiva para todos.