El verano trae consigo días largos y soleados, perfectos para disfrutar al aire libre. Sin embargo, para nuestras mascotas, las altas temperaturas pueden convertirse en un peligro silencioso y mortal: el golpe de calor. A diferencia de los humanos, los perros y gatos no sudan de manera eficiente (solo a través de las almohadillas de sus patas y muy poco), y su principal mecanismo para regular la temperatura es el jadeo. Cuando este mecanismo no es suficiente, su temperatura corporal se eleva rápidamente, pudiendo causar daños graves e irreversibles en sus órganos.

Es fundamental que, como dueños responsables, conozcamos los riesgos y sepamos cómo prevenir y actuar ante un golpe de calor.

 

¿Por qué el golpe de calor es tan peligroso?

Un golpe de calor es una emergencia veterinaria. Si la temperatura interna de una mascota supera los 40-41°C, sus células comienzan a dañarse. Esto puede llevar a:

  • Fallo multiorgánico (riñones, hígado, corazón).
  • Daño cerebral.
  • Coagulación intravascular diseminada (CID), un trastorno grave de la coagulación.
  • Coma y muerte.

 

Factores de riesgo: ¿Qué mascotas son más vulnerables?

Aunque cualquier mascota puede sufrir un golpe de calor, algunas son más propensas:

  • Razas braquicéfalas: Perros con hocico chato como Bulldogs, Pugs, Boston Terriers, Bóxers, etc., tienen vías respiratorias más cortas y estrechas, lo que dificulta su jadeo.
  • Perros con pelaje denso o doble capa: Razas como Huskies, San Bernardos, Chow Chows, etc.
  • Mascotas obesas o con sobrepeso: La grasa corporal actúa como aislante y dificulta la disipación del calor.
  • Mascotas muy jóvenes o muy mayores.
  • Mascotas con enfermedades preexistentes: Problemas cardíacos, respiratorios o neurológicos.
  • Mascotas con un alto nivel de actividad: Perros de trabajo o muy enérgicos que no paran de jugar.

 

Prevención: La clave para un verano seguro

La mejor estrategia contra el golpe de calor es la prevención. Aquí tienes las medidas más importantes:

  1. Nunca los dejes solos en el coche: ¡Ni por un minuto, ni con las ventanas un poco abiertas! La temperatura dentro de un coche puede subir a niveles mortales en cuestión de minutos, incluso en días no extremadamente calurosos.
  2. Paseos en las horas frescas: Evita salir a pasear entre las 10:00 y las 18:00 horas. Opta por las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde/noche. Recuerda la «regla de los cinco segundos» para el asfalto caliente (si no puedes mantener tu mano sobre el suelo durante 5 segundos, está demasiado caliente para sus patas).
  3. Acceso constante a agua fresca: Asegúrate de que tu mascota siempre tenga agua limpia y fresca a su disposición, tanto en casa como durante los paseos (lleva una botella y un bebedero portátil).
  4. Proporciona sombra y ventilación: Si tu mascota pasa tiempo en el exterior, debe tener acceso a una zona con sombra constante y buena ventilación. Evita las casetas cerradas o los espacios sin corriente de aire.
  5. Refresca su cuerpo: Puedes mojar sus patas, la barriga, el cuello y la cabeza con agua fresca (no helada) para ayudarles a bajar la temperatura. Las piscinas pequeñas para perros o las toallas húmedas pueden ser de gran ayuda.
  6. Evita el ejercicio intenso: Reduce la intensidad y duración del ejercicio en verano. Si tu perro es muy activo, busca alternativas en interiores o en las horas más frescas.
  7. Cuidado con el bozal: Si tu perro usa bozal, asegúrate de que le permita jadear y abrir la boca completamente. Los bozales tipo «cesto» son preferibles en verano.

 

Síntomas del golpe de calor: ¡Actúa rápido!

Reconocer los síntomas a tiempo puede salvar la vida de tu mascota:

  • Jadeo excesivo y muy ruidoso.
  • Dificultad para respirar.
  • Salivación abundante, espesa y pegajosa.
  • Encías muy rojas o azuladas.
  • Debilidad, tambaleo, falta de coordinación.
  • Vómitos o diarrea.
  • Convulsiones o pérdida de conciencia.

 

¿Qué hacer ante un golpe de calor? ¡Primeros auxilios y al veterinario!

Si sospechas que tu mascota sufre un golpe de calor, cada segundo cuenta:

  1. Retíralo inmediatamente del calor: Llévalo a un lugar fresco y con sombra.
  2. Baja su temperatura gradualmente: Moja su cuerpo (especialmente cabeza, cuello, axilas, ingles y almohadillas) con agua fresca (no fría ni helada, ya que podría causar un shock). Puedes usar una toalla húmeda. No lo sumerjas en agua helada.
  3. Ofrécele agua: Si está consciente, ofrécele pequeñas cantidades de agua fresca para beber.
  4. Ventila: Coloca un ventilador cerca o abanícalo para ayudar a la evaporación del agua.
  5. ¡Acude al veterinario de urgencia! Aunque parezca que se recupera, un golpe de calor puede tener secuelas internas graves que solo un profesional puede evaluar y tratar.

El verano es para disfrutar, y con estas precauciones, tú y tu mascota podréis hacerlo de forma segura y feliz. ¡Su bienestar está en tus manos!